En un abrir y cerrar de ojos, Inapreciablemente de repente todo cambia, la oscuridad y la tristeza se presentan sin avisar y a la hora que nadie espera.....Cristo es la respuesta, la única luz verdadera que alumbra sobre este mundo vacío y de Maldad.

domingo, 1 de noviembre de 2015

La única Verdad

miércoles, 6 de mayo de 2015

DIOS LO PERMITE

Este post lo he escrito a raíz de un vídeo que visualicé no hace mucho en el canal de YOU TUBE y que recomiendo ver por la sinceridad y lealtad a Dios pese a las terribles circunstancias que describe un padre que sufre el asesinato de su hija por parte de su novio ....El enlace lo adjunté al final del post en color Rojo (TESTIMONIO DE RUBÉN HERNANDEZ )
 Y es que una de las partes más difíciles de afrontar dentro de  la vida cristiana es el hecho de que ser un hombre o una mujer que ha depositado la fe en la sangre derramada por Cristo en la cruz, no nos hace inmune a las pruebas o las tribulaciones de la vida. 
¿Por qué un Dios bueno y amoroso nos permitiría pasar por cosas tales como la muerte de un niño, así como enfermedades terribles o que permita daños a nosotros mismos y nuestros seres queridos, dificultades financieras, preocupaciones y temores ?
Y es que el argumento de muchos que no conocen a Dios, se basa en el pensamiento de que si Dios existe y nos ama, quitaría todas estas cosas malas de nosotros y no permitiría que nada nos suceda....o ese otro muuy usado por mi padre que dice que Dios no existe porque a diario miles de niños inocentes mueren de forma cruel.... incluso algunos ( no muchos )  que no creen en Dios, defienden este pensamiento  señalando lo que la Biblia enseña :
  Dios ama a aquellos que son Sus hijos, y “todas las cosas les ayudan a bien.” (Romanos 8:28).
Pero lo que no entienden es que eso debería significar entonces que la todas esas circunstancias adversas que la vida nos arroja y que Él permite en nuestras vidas son parte de todas las cosas que nos ayudan a bien. Por lo tanto, para el creyente, todas las pruebas y tribulaciones deben tener un claro propósito divino.

Todo lo que debemos saber Dios lo plasmó en sus Escrituras y los que somos conocedores de ellas sabemos que el principal propósito de Dios es que seamos transformados más y más a la imagen de Su Hijo Jesucristo  (Romanos 8:29); para que crezcamos en fe y lleguemos a ser verdaderos instrumentos útiles en sus manos para que las personas que nos rodean también puedan llegar al conocimiento de la verdad y la terrible situación en la que se encuentra el ser humano que vive ignorando a Dios.

 Esta es la meta del cristiano, y todo en la vida, incluyendo las pruebas y tribulaciones, está diseñado para permitirnos alcanzar esa meta. Es parte del proceso de la santificación, siendo apartados para los propósitos de Dios y equipados para vivir para Su gloria. 
Dios siempre lo deja todo bien atado y así mismo explica la manera en que las pruebas logran su voluntad en 1 Pedro 1:6-7: “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.” La fe del verdadero creyente se reforzará mediante las pruebas que experimentamos para que podamos descansar en el conocimiento de que es real y va a durar para siempre.

Las pruebas desarrollan el carácter piadoso y de humildad, pero también Dios advierte que conoce el límite que cada persona puede soportar en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; la esperanza que siempre debe estar puesta en Jesucristo que fué el ejemplo perfecto: 

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8). Estos versículos revelan aspectos de Su propósito divino tanto por las pruebas y tribulaciones de Jesucristo como por las nuestras. El perseverar comprueba nuestra fe. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).

Sin embargo, debemos tener cuidado de nunca hacer excusas por nuestras “pruebas y tribulaciones” si son el resultado de nuestra propia maldad. "Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno." (1 Pedro 4:15). Dios perdonará nuestros pecados porque el castigo eterno para ellos ha sido pagado por el sacrificio de Cristo en la Cruz. Sin embargo, todavía tenemos que sufrir en esta vida las consecuencias naturales por nuestros pecados y malas decisiones. Pero Dios usa incluso esos sufrimientos para moldear y formarnos para Sus propósitos y nuestro último bien.

Las pruebas y tribulaciones vienen con un propósito y una recompensa. “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna… Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman."(Santiago 1:2-4,12).

Yo mismo soy testigo de una gran prueba que Dios permitió que sucediera en mi vida hace ya algunos años, por aquel entonces ,vivía a mi manera sin rendir cuentas a Dios pese a ser conocedor de sus escrituras y habiendo conocido la verdad bíblica desde muy pequeño, sabía muy bien que Dios existía, pero mi vida no reflejaba la fe que yo decía tener...no le dí otra elección a Dios con mi actitud y me dió un gran tirón de orejas, porque los pequeños tirones que hasta ahora me había dado, que no fueron pocos... de nada habían servido; y el golpe en la mesa.... fué muy duro.... tan duro como perder a mi primera hija Rebeca,... Recuerdo como dirigiéndome hacia el cementerio en aquel día le pedí a Dios que me mostrara el motivo por el cual había permitido el fatal desenlace, y al poco tiempo Dios me hizo comprender, que todo sucede para nuestro bien, y aunque en ese momento no comprendamos y nos parezca injusto, cierto y verdad es  que solo aprendemos a base de palos ....somos testarudos, orgullosos, egoístas..y no queremos someternos a ningún Dios, nos creemos dueños de nuestras vidas...y no somos conscientes de que si hoy respiramos es gracia a El...

A través de todas las pruebas y tribulaciones de la vida, tenemos la victoria. “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Corintios 15:57). Aunque estamos en una batalla espiritual, Satanás no tiene autoridad sobre el creyente en Cristo. Dios nos ha dado Su Palabra para guiarnos, Su Espíritu Santo que mora en nosotros desde que nacemos de nuevo para fortalecernos, y el privilegio de venir a Él en cualquier lugar y en cualquier momento, a orar por todo. Él también nos ha asegurado que no habrá tentación que nos pondrá a prueba más allá de nuestra capacidad para resistir, y “dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Corintios 10:13)

Si alguno en este momento esta pasando por una situación que nadie desea, si no ves salida a tu angustia, si la ansiedad inunda tu corazón en estos días debes saber dos cosas:
1ª DIOS TE AMA
2ª DIOS ES EL ÚNICO QUE PUEDE SACARTE DEL POZO DONDE TE ENCUENTRAS
Por lo tanto busca a Dios en oración y ahí justo le encontraras, acude ha un lugar donde se enseñe una sana doctrina Bíblica no adulterada para que ninguna religión te engañe, por ello debes saber diferenciar entre Dios y religión , ya que Dios no se encuentra en ninguna religión porque todas utilizan el nombre de Dios para lucrarse y enriquecerse, lee la biblia que el hombre no te engañe, y pídele a Dios que provea para tu vida, y si Dios está contigo quien contra ti?.
También puede suceder que la vida hasta ahora te halla sonreído ( también lo ha permitido Dios) se pues agradecido con Él, porque no eres mejor que los demás, yo en tu lugar tendría muchísimo más temor No de miedo sino de profundo respeto hacia Dios porque ninguno merecemos lo que tenemos....ya lo advierte Dios somos malos por naturaleza....
Como dije en el encabezado adjunto el enlace del vídeo de canal de you tube que no puedes dejar de ver :
TESTIMONIO DE RUBEN HERNANDEZ

domingo, 15 de febrero de 2015

Estudio básico pero Vital

Es de vital importancia entender la situación real del hombre natural, es decir, del ser humano delante de su creador.

La ignorancia es la gran tragedia del ser humano que vive sin Dios, ya que al no conocer su posicion real ante Dios, no es consciente de la gravedad de su situación y el terrible peligro que corre...

Por lo general, el hombre sin Dios vive en la vida según su creencia: o bien creyendo que esta vida es todo lo que hay, y que después no hay nada; o bien creyendo lo que  su religión particular le dicta que a veces hasta esto también ignora o simplemente ni lo cree ( y eso que profesan ser de tal o cual religión )

Por tanto, lo primordial es prestar atención y tomar en cuenta lo que el verdadero Dios ha dicho a través de Sus Escrituras, la Biblia, para conocer de primera mano nuestra situación delante del único Dios creador.

La Biblia, el libro de Dios, en definitiva dice dos cosas que deberían ser del conocimiento de todos los hombres:

El hombre - en sí - está eternamente condenado y separado de Dios por  voluntad  propia, osea porque así mismo lo decidimos nosotros(Jn. 3: 19; Ro. 3: 23)
El hombre requiere de la salvación que sólo Dios puede proveer para salir de esa condenación (Jn. 3: 16; Ro. 3: 24)
El hombre natural, es decir, el hombre sin Cristo (1 Corintios 2: 14) está condenado, porque está separado de Dios por causa de su pecado, ya que Dios afirma que no hay ni uno solo que sea bueno, y que todos estamos manchados por el pecado.
Dios afirma a lo largo de toda su escritura que
El hombre sin Cristo está separado de Dios por el pecado, y su final eterno es el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (Ap. 21: 8)

Pecado es todo lo que hacemos  conforme a la voluntad de nosotros mismos , sin considerar o importar la voluntad de Dios, ya que nos consideramos dueños de nuestras propias vidas...acaso si hoy respiramos no es porque ese mismo Dios al que ignoramos lo esta permitiendo ??

Aunque ese hombre se considere buena gente o buena persona..o haya vivido una vida sin excesos, comportándose aceptablemente a los ojos de la sociedad en la que vive.. respetando las leyes naturales y civiles, y buscando su felicidad sin perjuicio de terceros, e incluso haciendo felices a otros en el contexto de un sano altruismo -  todo lo cual en su conjunto sería testimonio más que aceptable según el baremo de este mundo o a los ojos de otros semejantes... aún y así estaría eternamente condenado, y llegado el momento de expirar, iría al infierno sin remisión.
Como??así es ...y así lo advierte el único Dios creador y juez justo .

Aunque ese hombre haya vivido tal y como lo expuesto justo arriba, añadiendo a ello el haber sido fiel cumplidor de los mandamientos de una religión determinada, buscando a su manera y albedrío el agradar a su Dios; sacrificándose por los suyos, y aún por otros desconocidos – aún y con todo - estaría eternamente condenado, y llegado el momento de expirar, iría al infierno sin remisión.

Todavía podemos dar un tercer caso, el de un hombre creyente nominal que siempre ha ido a la iglesia cristiana que enseña el verdadero evangelio, y que incluso periódicamente lee la Biblia y ora, que jamás dice palabras malsonantes, es servicial, está involucrado en diversas actividades evangelísticas, dando un testimonio cristiano más que aceptable, etc. etc. pero que jamás nació de nuevo verdaderamente, lea  (Jn. 3: 3) osea jamas hubo arrepentimiento verdadero delante de Dios; por lo tanto, ese hombre o mujer, estaría eternamente condenado, y llegado el momento de expirar, iría al infierno sin remisión.

Espero que al leer esto os ayude a comprender mejor, no sólo la realidad del hombre ante Dios, sino la respuesta de Dios al hombre; la única respuesta ante la siguiente gran pregunta:

“Si a pesar de todos mis esfuerzos, estoy condenado a pasar toda la eternidad en el infierno, ¿Cómo poder escapar de esa realidad, si es que hay manera?”

Esta es la pregunta,que  todo ser humano se la tendría que hacer, si conserva algo de inteligencia ...
¿Por qué el hombre natural está condenado, y desde cuando esto es así?
Remontémonos al principio.

Cuando al sexto día Dios terminó Su creación (Génesis 2: 1), vio y consideró que todo lo que había hecho era bueno en gran manera (Génesis 1: 31). No había pecado, sino inocencia.

La muerte no existía. De hecho, no había enfermedades, ni catástrofes naturales, ni ningún tipo de deficiencia. El clima era ideal, y todo rebosaba vida y bien sobre la tierra.

“En el principio todo fue creado perfecto”

“En el principio todo fue creado perfecto”

El hombre, fue creado por Dios a Su imagen y conforme a Su semejanza (Gn. 1: 26), para mantener una relación de amistad y amor con su Creador, y regirsobre lo que El había creado (Gen. 1: 28-30).

La responsabilidad de todo lo creado sobre la tierra estaba en las manos del hombre recién creado. Y así fue por pocos años (Gen. 1 y 2). Hasta que usando de su libre albedrío, tanto Eva como Adán prefirieron romper su relación con Dios al decidir creer las promesas mentirosas del diablo:

 “Pero la serpiente ( Satanas )era astuta, más que todos los animales del campo que el Señor había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios sabiendo el bien y el mal”  (Génesis 3: 1-4).

La decisión del hombre de creer al diablo antes que a Dios fue tomada en perfecto uso de su libertad, de su voluntad y conocimiento, por lo tanto había responsabilidad y consecuencias.

Esa decisión motivó la ruptura eterna de relación entre la criatura y su Creador. Por todo ello, la desobediencia de la mujer y luego la del hombre (Génesis 3: 6), desencadenó maldición. Esa maldición vino sobre toda la tierra hasta hoy…

“...maldita será la tierra por tu causa (la de Adán), con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra...” (Génesis 3: 17-19).

Al estar el hombre separado de Dios, la muerte entró en el mundo. No sólo la muerte del mismo hombre (Génesis 2: 17), sino la muerte de todo lo creado sobre la tierra.

Esta caída en cuanto al hombre, hay que entenderla en toda su medida; significa: condenación eterna.

“El infierno es un lugar real y eterno adonde van todos los que se pierden”

“El infierno es un lugar real y eterno adonde van todos los que se pierden”

El hombre se condenó a sí mismo al romper unilateralmente su vínculo con Dios su Creador, por pecar contra Él con conocimiento de causa.

Esta es la consecuencia del mal uso de la libertad y de la voluntad que le fueron otorgadas. Dice la Biblia:

“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5: 12)

“...la muerte entró por un hombre (Adán)...porque así como en Adán todos mueren...” (1 Corintios 15: 21, 22).

En general, el resultado de la desobediencia de Adán ha quedado más que patente a través de toda la historia de la humanidad: más pecado y maldad con sus consecuencias:
violencia, muerte, enfermedades, hambruna, desgracias, y un largo etcétera que todos conocemos tan bien.

A ese mal, habría que añadirle otro. A causa de la insaciable soberbia del ser humano alejado de Dios, el hombre busca el endiosarse. Aprovechándose de la vida que Dios le concede sobre esta tierra, el hombre sea abierta o calladamente, prescinde de Dios y se levanta en su espuria autosuficiencia con sumo descaro.

Pero el hombre no fue creado para ser un dios, y esto es lo que muchos irresponsables no entienden aún. El pretender ser dios de su vida, le lleva a una inexorable perdición, porque haciendo así, se cierra a sí mismo toda puerta a la humildad y humillación ante Dios, el Único que le puede salvar.

El hombre fue creado para vivir en dependencia de su Creador.

El hombre no puede tener vida en sí mismo. Sencillamente, no es así. El pretender esto, es dar la espalda a Dios el cual en Cristo sí es la vida (Jn. 14: 6; 1 Jn. 5: 12); y perderse para siempre.

El pecado de Adán trajo otra consecuencia añadida: el hombre ya no pudo, ni puede,  hacer nada por sí mismo para restaurar lo que él mismo rompió, y sigue rompiendo cada día.
 hombre no es básicamente bueno, sino básicamente malo. El mismo Dios declaró: “...el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud...” (Génesis 8: 21). Esto quiere decir que desde que el ser humano tiene uso de razón, peca y es un pecador. Esta es la realidad. A pesar de lo que dicen ciertos incautos, la Biblia asegura:

“Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque” (Eclesiastés 7: 20). Prosigue diciendo: “No hay justo, ni aun uno...por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3: 10, 23).

Por contrapartida, toda religión sin Cristo, básicamente enseña que haciendo obras buenas más que malas, uno irá poco a poco regenerándose o salvándose, o como se le quiera decir, porque la balanza se inclinará más hacia el lado bueno. Esto no es más que una simpleza, un error pero sobre todo otra gran mentira de nuevo de Satanás para seguir cosechando almas perdidas , que es su gran afán.. Imagínese que tiene en su mano una jarra de cristal llena de agua sucia, ¿Qué haría usted para que, en vez de tener esa agua sucia, pudiera contener agua limpia y cristalina que pudiera calmar su sed? ¿Añadiría agua limpia a la sucia? Estoy seguro que no haría eso. Añadir agua limpia al agua sucia, ¡sería de ignorantes! En todo caso, lo que haría sería vaciar la jarra, limpiarla, y entonces ya estaría preparada para ser rellenada de agua limpia.

Por años hemos intentando añadir agua limpia, que simbolizaría nuestros pobres esfuerzos por hacer lo correcto, al agua sucia. ¡Al final no teníamos más que... más agua, y agua siempre sucia!

La Biblia, dice que las buenas obras sin un corazón regenerado, son ese intento de obtener agua limpia que calme la sed. Jamás ocurrirá.

La Biblia es muy clara ante ese intento de ser buena gente ante Dios, sin Dios, porque define nuestras justicias, ¡fíjense! como “trapos de inmundicia”:

“Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento” (Isaías 64:6).

Por eso, Salomón, inspirado por el Espíritu Santo llega a preguntarse: “¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado?” (Proverbios 20: 9).

Y la respuesta a esta pregunta que se planteó el rey Salomón, es: nadie

Pero a pesar de la observación divina, muchos se creen justos en sí mismos, no obstante la Biblia, con nitidez, advierte: “Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión, pero Jehová pesa los espíritus” (Proverbios 16: 2).

¡El hombre no es un buen juez de sí mismo!

O bien para acallar su conciencia, o bien para sentirse mejor con sí mismos, los hombres intentan aplacar su conciencia a base de buenas obras, pero esas obras no son garantía de nada porque el problema del pecado del hombre estriba en su corazón.

El corazón es la clave. Hay que ir a la base del problema, y no perderse en las ramas.

Dice la Biblia: “Engañoso es el corazón, más que todas las cosas” (Jeremías 17: 9).

El dictado del corazón no regenerado es engañoso.

“El hombre tiene un problema de corazón”

“El hombre tiene un problema de corazón”

El corazón no regenerado es el resultado de la rebelión del hombre natural, del hombre sin Cristo. Ese corazón se levanta como enemigo de Dios.

Sólo Dios puede cambiar ese corazón y darnos el que Él tiene. Así oraba David cuando pecó contra Dios: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu nuevo dentro de mí” (Salmo 51: 10).

Es preciso que el corazón del hombre sea regenerado, porque el hombre tiene un verdadero problema de dureza de corazón.

Dijo Jesús: “Oí, y entended: No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre...lo que sale de la boca, del corazón sale...Del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias...” (Mateo 15: 11, 18, 19).

El pecado es consecuencia directa de un corazón no regenerado, y ese pecado genera la muerte espiritual: “Porque la paga del pecado es muerte...” (Romanos 6: 23).

A su vez, ese pecado origina la separación definitiva de Dios.

Cuando el hombre muere en ese estado, su destino final y eterno es el infierno.

El infierno es un lugar real de eterno tormento que Dios preparó para Satanás y sus demonios. También es el destino de todos los que mueren sin Cristo.

“...los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre...” (Apocalipsis 21: 8).

¿Quién condena realmente, el juez, o el que se condena por su acción?
Por otra parte, la dureza del corazón  del hombre sin Cristo atrae la justa ira de Dios:

“Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para tí mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios” (Romanos 2: 5)

Algunas personas quieren evitar este punto diciendo que el amor de Dios cancela la ira. ¡El problema es que malentienden el amor de Dios!

Si prestamos cuidadosa atención a lo que dice este versículo que hemos leído, lo que vemos es que es el mismo pecador el que acumula o atesora ira para sí mismo. ¡El mismo hombre sin Cristo se autocondena!

Si un hombre comete un asesinato, ¿acusamos al juez por emitir un veredicto de condena? ¡No! Fue el asesino el responsable de su destino.

El asesino se condenó a sí mismo cuando cometió el asesinato; el juez sólo aplicó el código de justicia.  El Señor Jesús lo definió de manera clarísima, cuando dijo:

“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3: 19, 20)
“… el que no cree, ya ha sido condenado…” (Juan 3: 18)

Es el amor por el mal (y a veces éste disfrazado de bondad y de altruismo), el que hace que las gentes se condenen a sí mismas. Por eso la Biblia dice que todos los que se aferran a su pecado, y aún lo justifican (porque en realidad lo aman), condenándose a sí mismos, son cegados definitivamente por el dios de este siglo, que es Satanás. (2 Co. 4: 3, 4)

Véase que creer no significa solamente aceptar tácitamente la verdad en la mente, sino ponerse verdaderamente de acuerdo con Dios.

 La Respuesta de Dios

Si Dios, el Creador hubiera sido un Dios meramente justo, nadie tendría la más mínima posibilidad de salvarse. Por justicia, todos merecíamos esa condenación.

¡Si no hubiera Dios hecho algo, el hombre estaría irremisiblemente perdido para siempre!, pero Dios ideó un plan para salvar a los hombres desde antes de la fundación del mundo. La iniciativa siempre es de Dios.

El motivo de hacer así: sencillamente por amor.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”(Juan 3: 16, 17)

Así pues, ante aquella pregunta que todo hombre sobre la tierra debería hacerse – recordemos:

“Si a pesar de todos mis esfuerzos, estoy condenado a pasar toda la eternidad en el infierno, ¿Cómo poder escapar de esa realidad, si es que hay manera?”

La respuesta de Dios es Jesucristo. Sólo Jesucristo es la puerta de escape de esa condenación segura. Él mismo lo dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10: 9)

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14: 6)

Jesucristo, “y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hchs.)
Las religiones humanas, básicamente enseñan que el hombre es el que debe alcanzar, sea a Dios, o el Nirvana, o el Paraíso, etc. es decir, que el hombre tiene que hacer el imposible intento de salvarse a sí mismo, pero la gran noticia es esta:

“No, que nosotros podamos alcanzar a Dios; sino que Dios nos alcanza a nosotros por medio de Jesucristo: Dios llega al hombre porque el hombre no puede llegar a Dios. Por eso, Jesucristo hombre es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Tim. 2: 5, 6)”.

Jesucristo bajó del cielo, dejando su gloria atrás, y vino a la tierra en el cumplimiento del tiempo, cuando el Padre le envió, naciendo de mujer (Gl. 4: 4).

Él se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil. 2: 7, 8).

Todo pecador, por la ley, debía morir a causa de sus propios pecados; por lo tanto ningún pecador podía morir por otro pecador; sólo Cristo, por no tener pecado, podía morir por todos nosotros, pecadores.

“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el Justo por los injustos, para llevarnos a Dios”(1 Pedro 3: 18).

No todos le recibieron, pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio, y les da potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12), porque Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados (2 Corintios 5: 19)

Por eso el mandato divino es este: ¡Reconcíliese con Dios! Ya que al que no conoció pecado – es decir, Cristo - por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él (2 Co. 5: 20, 21). Es decir, el pagó el precio de nuestro pecado y consiguiente condenación, en la cruz.

Pero como la muerte no le pudo retener, Él resucitó de los muertos por la gloria del Padre, para que así también nosotros andemos en vida nueva (Hchs. 2: 24; Ro. 6: 4)

Por ello la respuesta de Dios la podemos resumir con la siguiente declaración escritural:

“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna…” (1 Juan 5: 12, 13)

Lo que separa al hombre pecador de Dios es su pecado que le arrastra irremisiblemente a la muerte eterna. Pero Cristo entregó su propia vida, su propia sangre como suficiente pago para librarnos de esa condenación. El es nuestro único sustituto.

Cristo cumplió toda la demanda de justicia de la Ley de Dios en la cruz del Calvario. Recibiéndole, recibimos Su justicia, Su perdón y Su paz (Ro. 5: 1)

Muchos creen eso de forma teórica, pero jamás han dado el verdadero paso de arrepentirse de sus pecados. Entonces ese sacrificio de Cristo no puede actuar a favor de ese pecador impenitente.

Cuando la Biblia dice que por gracia somos salvos, por medio de la fe (Ef. 2: 8), eso significa que debemos obedecer al precepto bíblico y al Espíritu Santo, que nos lleva a dolernos por nuestra vida pecaminosa, y a renunciar a vivir así, apartándonos de ese mal, para vivir conforme a Dios. Esto significa arrepentirse.

Así que recibir a Cristo, no es sólo un mero trámite mental o religioso, sino un verdadero trámite espiritual y de fe auténtica. La obra de esa fe (Sgo. 2: 17) es el quebrantarnos delante de Dios, asumiendo en Su temor toda nuestra responsabilidad ante Él, y esperando solamente en Su misericordia, creyendo que lo que Él ha dicho es verdad: que hay perdón, restauración y vida eterna en Cristo Jesús, y por esa fe, recibir esa salvación (Ef. 2: 8, 9), creyendo.

“Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley” (Romanos 3:28).

Querido amig@, si aun no se ha reconciliado con Dios, el siguiente, es un modelo de oración que le puede ser útil, si lo hace con fe y verdad ante Dios:

“Señor Dios, me dirijo a ti una vez y por todas, para reconocer que he sido un pecador toda mi vida desde que me acuerdo, y realmente sólo he vivido a mi modo, egoístamente.

Sin ocultar nada, quiero decirte que hoy me arrepiento de todos y cada uno de mis pecados, y renuncio a todos ellos. Renuncio a vivir mi vida según yo mismo, para vivir mi vida conforme a Ti.

Por ello pongo mi vida ante ti para que tú dispongas de ella. ¡Me rindo ante ti!

Te pido perdón por toda ofensa, y te entrego todo lo que soy, esperando en tu misericordia.

Declaro que creo en Jesucristo Tu Hijo, y conforme a tu Palabra, le recibo en mi vida como mi Salvador personal y mi Señor; y con Él, el Espíritu Santo y el don de la vida eterna. Gracias por tu amor y tu salvación; te amo, Padre. En el nombre de Jesús. Amén”.

Viva conforme a esa declaración de fe, e inmediatamente busque una iglesia donde se enseñe el verdadero evangelio de Cristo, donde le puedan ayudar a conocer al verdadero Dios enseñándole su Palabra ore a Dios y lea la Biblia todos los días...Dios hará el resto en su vida!!