Serías más feliz si...
Se sentía extraño. A su alrededor solía haber gente que le daban diversos consejos. Pensaban que era un ser raro, que, al no ir metido en la corriente que guiaba sus vidas, había perdido el norte, que necesitaba ayuda...
A la vez, presuponían una infelicidad inexistente (conjeturas del ser humano hacia los otros seres humanos).- Por tu bien te digo que serías más feliz si no te tomases las cosas tan a pecho. Deja que el mundo corra. Tú tranquilo, disfruta de lo que tienes....
- Serías más feliz si no pensaras tanto en el futuro, vive el presente lo mejor que puedas, ese es mi consejo, que la vida son dos dias...
- Si fueras más tolerante con los "pecados" que se producen a tu alrededor y con los tuyos serías más feliz, convéncete.
- Serías más feliz si tuvieras la mente más abierta. Todo vale, abre los ojos, ¿no te das cuenta?
- Serías más feliz si no te quedaras tan aislado, no sabes lo que te estás perdiendo. Mira a tu alrededor.
Así, así, y así .... Pero este raro ser no tenía su vida enfocada hacia lo que creía la mayoría, o hacia la búsqueda de lo que llamaban felicidad o bienestar. ¿Por qué los demás pensaban eso? ¿Por qué se empeñaban en que siguiera a la manera de ellos, a la sociedad establecida? ¿Debía aceptar aquél veredicto? ¿Hacia dónde le conduciría?
Quería vivir su propio destino. ¿Por qué entregarse y rendirse a lo que los otros llamaban verdad? Él la buscaba y la encontró, por supuesto, y sabía los riesgos que corría. Por eso, a pesar de las sugerencias adversas, siguió adelante, guardando en su corazón las palabras buenas y haciendo oídos sordos a las que no eran convenientes.
Sabía que el camino era angosto, que podía encontrar peligros y amenazas. Pero en ningún momento se sintió infeliz ni triste. Había elegido la obediencia a Jesús como norma de vida. Y vida abundante es lo que sentía. Estaba lleno. Jesús hace el camino posible. Él es el camino. Él lo hace transitable.
Por supuesto, era consciente de que podía equivocarse, pero comprobo que estaba en el camino correcto y quería seguir adelante a pesar de las dificultades. La estrechura de este sendero conlleva la satisfacción de quien persigue un reto, una meta. Hay un porqué en éste compromiso: vale la pena el esfuerzo aunque para ello tenga que renunciar a parte de su vida.
Y no. No sería más feliz obedeciendo los fáciles consejos que le daban los demás. No buscaba la gloria que vivían los otros. Tenía muy claro que... si el corazón se apega a las apariencias del mundo, a las cosas superficiales más que al Creador, el discípulo está perdido.
Aún hay tiempo de rectificar, vuelve tu mirada, la mano seguia tendida, debes de dar el paso antes que sea demasiado tarde para ti y los tuyos, las manillas del reloj pronto daran su ultima hora, apresurate...